HIPNOTERAPIA CLÍNICA en EL DUELO
Es frecuente escuchar las frases:
“El tiempo lo cura todo”
“Deja pasar el tiempo”
Es cierto que el tiempo es necesario y también la paciencia.
Pero el tiempo por sí solo, no hace nada.
Lo que provoca cambios importantes es lo que se hace con el tiempo.
Después de sufrir una pérdida, hay ciertas pasos que se deben dar para conseguir de nuevo el equilibrio y superar el duelo.
El primer paso para provocar cambios es aceptar la realidad de la pérdida.
Si bien se sabe que la persona ha muerto y no puede volver, cuesta aceptar la idea y es fácil rebelarse contra esa realidad.
No obstante, poco a poco, la realidad se impondrá provocando evolución.
¿Cómo la Hipnosis te ayuda a superarlo?
La hipnosis es una terapia en auge, que cada vez más profesionales utilizan para tratar problemas psicológicos.
Gracias a la hipnosis, nuestra mente inconsciente se vuelve receptiva y por lo tanto podemos modificar o eliminar conductas y pensamientos responsables de nuestros problemas.
Por ello, podemos decir que la hipnosis elimina el origen del problema, y hace que no vuelva a aparecer nunca más.
Otro paso necesario es sentir el dolor y las emociones que surgen en el duelo.
Es, necesario identificar sentimientos y poner orden en ellos, ya sea en momentos de reflexión privada o en momentos compartidos de conversación.
Compartir y dar salida a las emociones ayudará en esta tarea.
Aprender a vivir sin la persona fallecida es una tarea que puede resultar difícil.
La vida sigue y empuja a continuar con actividades que antes se realizaban de forma conjunta o que son nuevas.
Puede ser positivo afrontar estas actividades poco a poco o contar con ayuda externa.
Busque la forma de hacerlo más fácil, pero es mejor no aplazarlo.
Llega un momento en que la persona en duelo consigue recuperar el interés por la vida.
Reorganizar la cotidianidad, interesarse por cosas nuevas, sentir esperanza, experimentar gratificación de nuevo y adaptarse a nuevos roles.
Puede cambiar la relación con la persona fallecida, encontrándole un lugar dentro de sí y continuar viviendo.
Finalizar el duelo no es olvidar.
Es difícil determinar cuándo ha finalizado realmente un duelo, aunque se considera como momento clave aquel en que la persona es capaz de mirar hacia el pasado y recordar con afecto sereno, con pena y sin dolor a la persona querida.
Algunas recomendaciones que pueden ayudar.
Para niñas y niños:
Al ayudar a un niño o niña a afrontar un duelo de forma adecuada le estamos dotando de capacidades importantes que, antes o después, le servirán en su vida adulta.
No podremos evitar que lamenten el fallecimiento, pero será mejor si esto ocurre en compañía, comprendiendo lo que ha ocurrido y contando con apoyo.
La comprensión de la muerte va a estar condicionada por la edad y por las actitudes y valores familiares.
Los niños y niñas necesitan comprender que la muerte ocurre a todo el mundo (es universal), que es imposible de modificar (irreversible) y que es para siempre (permanente).
Para explicárselo tendremos que tener en cuenta su nivel de maduración y su capacidad de comprensión.
Si son de muy corta edad no reconocen la muerte.
La viven como separación y cambio que les puede provocar inquietud y angustia.
Perciben la pena a través de quienes les rodean.
Por ello, es importante mantener las rutinas, acompañarles todo el tiempo posible y asegurarles amor y cuidados.
A partir de los 2 años, necesitarán que se les comunique de manera sencilla y clara lo ocurrido.
Habrá que cuidar las palabras, pues las pueden tomar al pie de la letra.
Es importante que no se les excluya o aleje y que se les permita participar de la vida familiar.
Pueden tener miedo al abandono o a perder a más personas importantes, por lo que hay que tranquilizarles en este sentido.
Les ayudará exteriorizar sus sentimientos y hacer las preguntas que necesiten.
Los/as niños/as pueden sentirse culpables por considerar que han podido causar la muerte, con algún pensamiento o al portarse mal, por lo que será de ayuda explicarles la causa de la muerte de una manera comprensible.
En ocasiones, pueden aparentar que sus vidas no han cambiado y que no sienten nada y, después, reaccionar con irritabilidad, rabia o conductas violentas.
Esto puede ser una forma de expresión de su tristeza.
Necesitarán que se les trate con paciencia, asegurándoles que se estará a su lado.
La mayoría de los niños y niñas superan el duelo sin grandes complicaciones y se adaptan de manera adecuada a la nueva situación.
Tendremos que mantener la atención sobre sus necesidades especiales y buscar ayuda profesional si observamos dificultades.
Para personas adultas:
También existen una serie de recomendaciones para personas adultas que pueden ayudarle en el proceso de duelo, por ejemplo: •
Compartir el dolor. Buscar y aceptar el apoyo de otras personas.
Puede ser útil salir de sí mismo/a y escuchar a otros/ as.
Expresar lo que se siente e identificar los sentimientos ayudará a adaptarse mejor.
Darse permiso para estar en duelo.
Se puede pensar que es mejor evitar el dolor, distraerse con ocupaciones, pero al final el dolor saldrá en otro momento.
Repasar los recuerdos agradables y desagradables.
Puede ser de ayuda hablar acerca de la persona fallecida y cómo era durante su vida, tanto como discutir los sucesos de la muerte misma.
Aplazar las decisiones importantes.
La situación de duelo puede ser un momento en que no se piense con claridad.
Quizá se tomen decisiones buscando evitar el dolor y más tarde podrían lamentarse.
Tomarse tiempo.
El duelo puede durar entre 1 y 3 años.
El trabajo de duelo requiere tiempo y paciencia y no puede hacerse en un plazo de tiempo fijo.
No descuidar la salud.
Durante el duelo somos más susceptibles a sufrir enfermedades.
Si se padece alguna enfermedad crónica es conveniente no abandonar los cuidados habituales ni los tratamientos.
Si es necesario tomar algún medicamento para ayudarse, se debe consultar a un médico o médica.
Tomar medicamentos “para no sentir” puede contribuir a cronificar el duelo.
Afrontar la rutina.
La apatía y la fatiga pueden hacer difíciles las tareas cotidianas, pero éstas son un paso necesario para seguir adelante. Puede ayudar crear una lista de actividades.
Darse permiso para descansar, disfrutar y divertirse.
¿Cómo la Hipnosis te ayuda a superarlo?
La hipnosis es una terapia en auge, que cada vez más profesionales utilizan para tratar problemas psicológicos.
Gracias a la hipnosis, nuestra mente inconsciente se vuelve receptiva y por lo tanto podemos modificar o eliminar conductas y pensamientos responsables de nuestros problemas.
Para personas mayores:
Las personas más mayores tienen unas características diferentes a la hora de afrontar el duelo debido a su situación vital, social y cultural.
En estas personas se acumulan múltiples pérdidas: ocupación, ambiente familiar, vigor físico que pueden hacer que se desborde.
Además, el aumento de fallecimientos entre amistades y familiares puede provocar sentimientos de desarraigo: es más difícil establecer lazos sociales y encontrar nuevas amistades.
Así mismo, cuando fallece uno de los cónyuges en matrimonios mayores de larga duración existe mayor dificultad de reajuste porque suelen ser muy dependientes de la pareja.
La muerte de personas cercanas y de la misma generación puede despertar la conciencia de la propia muerte y generar ansiedad existencial.
El proceso de duelo puede tener un impacto en la salud de la persona anciana, provocando cambios físicos durante las primeras semanas.
Son habituales también los sentimientos de soledad y la necesidad de ajuste de roles: asumir nuevas tareas o dejar de hacer otras.
Las personas ancianas pueden sufrir un “choque generacional” entre las recomendaciones actuales de vivencias de duelos y las creencias, actitudes y patrones culturales ante la muerte y el dolor en las que fueron educadas.
Puede ser útil:
Dejarlas asistir a los ritos fúnebres.
Dar espacios para hablar, en clima de aceptación, de la muerte como un hecho natural.
Tocarlas cuando necesiten contacto físico, proximidad, de manera que se sientan arropadas.
Evocar recuerdos.
Esto se produce de forma natural, es algo común en personas ancianas.
La revisión de vida tiene una función adaptativa y contribuye a resolver conflictos no resueltos y a mantener la identidad personal.
Discutir la ubicación de la persona.
Permanecer en la casa donde ha vivido siempre da una sensación de control personal y ofrece un escenario para recordar al ser querido.
Fomentar el desarrollo de habilidades que potencien su autoestima e independencia.
¿Cómo pueden ayudar amistades y familiares?
- Dedicando tiempo, acompañando en el dolor y mostrando disponibilidad.
Comprendiendo, escuchando y dejando hablar sobre el mismo tema las veces necesarias.
Compartiendo recuerdos sobre la persona fallecida.
Permitiendo la expresión de emociones.
No estableciendo comparaciones.
Evitando decir frases hechas. - Si no se sabe qué decir, mejor utilizar la comunicación no verbal mostrando comprensión y apoyo.
Respetando los momentos de soledad deseada y ofreciendo alternativas para quien no quiere estar en soledad.
Aceptando las diferentes formas de vivir el duelo, sin exigir ni dar prisas.
Ayudando en formas prácticas y concretas.
Animando a la realización de todas las actividades necesarias para el mantenimiento de la salud.
¿Cuándo hay que pedir ayuda profesional?
En ocasiones, algunas personas continúan sintiendo tristeza, soledad y otros síntomas durante largo tiempo y con gran intensidad de modo que no se ven capaces de afrontarlos.
En estas circunstancias, es necesaria la atención de profesionales con cualificación.
Si se tienen, de forma continuada e intensa, alguna de las siguientes reacciones sería conveniente consultar sobre cómo se está llevando el duelo:
Intensos sentimientos de culpa.
Pensamientos de suicidio.
Desesperación extrema.
Inquietud o depresión prolongadas.
Síntomas físicos.
Ira incontrolada.
Dificultades continuadas de funcionamiento.
Abuso de sustancias.
FITO GARCÍA.
Hipnoterapeuta Clínico Colegiado.
SIHC-ESP-2013-512